viernes, 14 de noviembre de 2014

Ruta Milán - Rimini, parada en Bolonia

De nuestra ruta: Milán – Bolonia - Modena – Rávena – Ferrara – Rimini, de la que algo os he contado aquí, hoy os explico la parada en la bonita ciudad de Bolonia.

Bolonia es la capital de la región italiana de Emilia-Romaña. Es una de las ciudades históricas mejor conservadas de Italia y tiene el segundo casco antiguo medieval más grande de Europa, después del de Venecia.

Nosotros llegamos en tren desde Milán. Pero Bolonia dispone de aeropuerto; hay un autobus desde el aeropuerto al centro de la ciudad, se puede coger al final de la terminal. El precio (año 2014) es de 10 euros ida y vuelta, y tarda unos 30 minutos. Si vas en coche hay un aparcamiento bien situado, al norte de la zona centro. Está un poco al sur de la estación de tren y de autobús, en la Piazza dell’8 Agosto.

Bolonia es conocida como la ciudad roja, tanto por su supuesta ideología política como por el color del ladrillo que se usa en casi todas las construcciones. Esta ciudad universitaria por excelencia (la Universidad de Bolonia es la universidad más antigua del mundo occidental, es de 1088) tiene mucho ambiente y vida por sus calles. Además del color rojo, al pasear por la ciudad, destacan su imponentes edificios y la abundancia de soportales (los cuales se agradecen los días de lluvia). De hecho, Bolonia tiene el pórtico más largo del mundo, que va de la Piazza di Porta Saragozza a la Basilica di San Luca, con 666 arcos y más de tres kilómetros y medio de longitud.

La Piazza Maggiore es el punto de encuentro y uno de los lugares más emblemáticos de esta ciudad. Pegada a esta plaza, tanto que no parece que sean dos, otra plaza, la Piazza de Neptuno, con una fuente monumental que representa a este Dios, rodeado de sirenas y ángeles.
Los edificios que rodean estas plazas son espectaculares. Uno de ellos, es el Palazzo Comunale, que es la sede del Ayuntamiento desde 1336. En su fachada destaca la estatua del Papa Gregorio XIII, al cual debemos el calendario que usamos todos nosotros (calendario gregoriano). En su interior, podemos visitar dos importantes galerías de arte: la Collezioni Comunali d´Arte y el Museo Morandi (ambas gratuitas).

También da a la plaza, la Basílica de San Petronio, diseñada para que fuera más grande que la Basílica de San Pedro de Roma, pero que nunca fue terminada; ya que el Papa Pio IV decidió que los fondos se destinaran a la Universidad.  En esta iglesia fue coronado en 1530, Carlos V como emperador y en ella está enterrada Elisa Bonaparte (hermana de Napoleón). En la plaza además podemos admirar el Palazzo de Podestá y el de los Notarios.

Desviandonos por una calle lateral, se llega al Museo Arqueológico, que reúne una estupenda colleción de arte etrusco y egipcio.  Desde ahí, este muy cercana la zona universitaria. Merece la pena visitar el Palazzo dell'archiginnasio, sede de la Universidad de 1563 a 1805. La entrada es gratuita.

En la zona universitaria, están uno de los símbolos de esta ciudad, las dos torres de Bolonia. La más alta es la Torre degli Asinelli (97,20 metros) a la cual se puede subir, aunque son 498 escalones; eso si la recompensa son unas vistas espectaculares. Hay verjas en todos los miradores por lo que los peques estarán seguros. El coste por subir para los adultos es de 3 euros por persona. La otra torre, se llama Torre Garisenda (48,16 metros) y está cerrada al público, dada su peligrosa inclinación. Su función era defensiva y también un símbolo de riqueza y prestigio de sus poseedores.

Desde allí, podemos disfrutar de callejear por la ciudad para ver la Basílica di Santo Stefano. Es un conjunto de cuatro iglesias que se conservan donde hubo un total de siete, adosadas la una a la otra, es el monumento más antiguo de Bolonia. También llamado Santa Jerusalen. Todo este conjunto arquitectónico se puede visitar de forma gratuita. Los domingos por la mañana se celebra un mercadillo de antigüedades en esa plaza.

Otra opción con los peques es ir a Giardini Margherita, el parque más grande de toda la ciudad, que cuenta con una pequeño lago.  Ir a visitar el canal de agua, es otro de los planes que mas les gustará a los niños. Antiguamente, Bolonia estaba atravesada por canales de agua. Fue tan importante como Venecia en cuanto a comercio fluvial y comercio industrial. Los canales comenzaron a construirse en el siglo XII, y aunque llegaron a tener más de 80 kilómetros de extensión, fueron tapados a lo largo del siglo XX. Podéis demostrar a los peques que el agua fluye por debajo de sus pies llevándoles a la Vía Piella. En esta calle parte de uno de los canales sale a la superficie para volver a desaparecer metros más adelante .

Y para comer, hay un amplio abanico de opciones para elegir; aunque lo ideal es probar alguno de los platos típicos de la cocina boloñesa, como los tagliatelle al ragù (lo que nosotros llamamos salsa boloñesa), los tortellini in brodo (pasta fresca rellena de carne, servida con caldo de ave), los crescentine (fritura de harina rellena de mortadela o salami) y cómo no, la famosa mortadella de la región, que no se parece en nada a la que venden en España con ese nombre. Una curiosidad, el aperitivo, que se toma por la tarde, es una costumbre muy arraigada en Bolonia.

En otro post os sigo contando los pequeños descubrimientos de esta ruta italiana. 

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